¿Alguna vez te has sentido desconectado, disociado, disfuncional, desunido, desaprobado, distante, decepcionado… simplemente despreciado? Dios no se desconecta de las personas, así que sabemos que el problema no es Dios. De hecho, diseñó un modelo para que seamos parte de él, que es imperativo para quienes somos como cristianos. Se llama el cuerpo de la iglesia. Y el culto semanal es una manera importante en la que, como cuerpo, podemos conectarnos.

Un solo Cuerpo

“El cuerpo humano, aunque está formado por muchos miembros, es un solo cuerpo. Así también Cristo. Y de la misma manera, todos nosotros, judíos o no judíos, esclavos o libres, fuimos bautizados para formar un solo cuerpo por medio de un solo Espíritu; y a todos se nos dio a beber de ese mismo Espíritu. Un cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos. Si el pie dijera: «Como no soy mano, no soy del cuerpo», no por eso dejaría de ser del cuerpo.” | 1 Corintios 12:12-15

La analogía que nos da Pablo es vital para entender y practicar para que una iglesia sea funcional. Como líder de adoración durante la mayor parte de mi vida, esto tiene mucho sentido. Funcionamos mejor cuando entendemos que somos parte de un todo. Lo más importante es el cuerpo, no las partes del cuerpo.

¿Qué pasa con nosotros como individuos?

Fuimos creados para ser parte de un cuerpo de creyentes, y es para nuestro bien que participemos en la adoración de manera regular. Cuando alguien pierde una extremidad o un dedo, su cuerpo se adapta. Debido a la pérdida de una parte integral que hacía la vida más fácil, el todo se ve obligado a hacer cambios. A veces el cuerpo cojea, otras veces prospera sin esa parte del cuerpo.

Sin embargo, piense en la parte que se perdió. Nunca se oye hablar de la pierna perdida o de ese dedo que desapareció y que estaba en un estante dentro de un frasco. La parte del cuerpo que faltaba no tuvo un funeral, no se erigió ningún monumento en su honor. Simplemente se fue. Está muerta.

La verdad más profunda que Pablo quiere que entendamos es que nosotros, como individuos, necesitamos el cuerpo como un todo. No es solo una buena opción para ti como cristiano participar en el culto cuando te conviene. La iglesia no necesita que simplemente llenes los asientos cada fin de semana. El cuerpo de la Iglesia no fue creado para tener éxito en la asistencia, las visitas en línea o las estadísticas del ministerio. El cuerpo de la Iglesia es vital para nuestra vida. Es para nosotros.

Un individuo en Comunidad

El autor de Hebreos (probablemente Pablo, si no uno de sus alumnos) habla sobre la importancia de que el individuo esté en comunidad:

“Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho. Busquemos la manera de ayudarnos unos a otros a tener más amor y a hacer el bien. No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino animémonos unos a otros; y tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca.” | Hebreos 10:23-25

Podemos ver que la importancia que queremos resaltar, es la intencionalidad de estar en relación con Cristo y la esperanza que tenemos en Él, así como el aliento que encontramos en nuestros hermanos y hermanas.

Nuestra sociedad se está volviendo cada vez más distante. Con las redes sociales y la carrera rápida y frenética que todos estamos corriendo, es fácil desconectarse. La tecnología, nuestra búsqueda de significado y propósito en posesiones y posiciones mundanas se interponen en el camino de lo que Dios quiso para nosotros. Para alcanzar nuestro máximo potencial dado por Dios, debemos ser intencionales en nuestra conectividad con la fuerza vital que es el cuerpo.

De lo contrario, somos solo un órgano o un dedo sobre hielo. Y, bueno, el hielo se derrite.

Matt Rhodes

CRÉDITOS DE AUTOR

Justin Adams
Pastor de Adoración

Matt Rhodes

CRÉDITOS DE  GRÁFICOS & TRADUCCIÓN

Stacey Vega
Coordinadora del Campus en Español