El cuidado personal es muy popular y atractivo. El término puede abarcar todo, desde comer su comida favorita hasta baños de burbujas o tomarse un día libre. ¿Le importa a Dios cómo nos cuidamos a nosotros mismos? Sí, Dios se preocupa por nuestras prácticas de cuidado personal porque Él es nuestro amoroso Padre celestial. Pero a Él le preocupa más el estado de nuestras almas que la suavidad de nuestra piel.

¿Qué es el cuidado del alma?

A diferencia de los placeres a corto plazo del cuidado personal, el cuidado del alma tiene beneficios eternos. Dios creó nuestras almas y nos dio instrucciones para cuidarlas. Por eso la biblia nos dice:

“Por tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia…” -Deuteronomio 4:9 

¿Cómo podemos cuidar nuestras almas?

La forma principal en que cuidamos de nuestras almas es a través de una relación personal con el Señor.

“Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.” -Deuteronomio 6:5

Ninguna relación crecerá sin comunicación, por eso profundizamos nuestra relación con Dios y cuidamos de nuestras almas dedicando tiempo a la Palabra de Dios. Su Palabra nos dice la verdad y respondemos memorizando y meditando.

“Grábense estas palabras en el corazón y en la mente…” –Deuteronomio 11:18 

“La ley del SEÑOR es perfecta, que restaura el alma;” -Salmo 19:7

Nuestra relación con Dios a menudo se expresa como adoración.

El Salmo 103:1 nos anima a: “Bendice, alma mía, al SEÑOR, y bendiga todo mi ser su santo nombre.” El Salmo 116:7 nos instruye a adorar recordando lo que el Señor ha hecho por nosotros: “Vuelve, alma mía, a tu reposo; porque el Señor ha hecho mucho con vosotros”. Elegir centrarnos en Dios y agradecerle por quién es edifica nuestras almas. También adoramos a Dios cuando reconocemos que Él satisface nuestras necesidades:

“Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, sedienta y sin agua.” –Salmo 63:1

Entregarse y pedir ayuda al Señor es otra forma más de cuidado del alma,

“Pero si desde allí buscan al SEÑOR su Dios con todo su corazón y con toda su alma, lo encontrarán.” –Deuteronomio 4:29

Reconocer que no podemos hacerlo todo nosotros mismos es una excelente manera de aliviar nuestras almas. Afortunadamente, Dios promete “suplir todas vuestras necesidades conforme a las riquezas de su gloria en Cristo Jesús” (Fil 4:19).

 

CÓMO CUIDA DIOS DE NUESTRAS ALMAS

A veces nuestros esfuerzos fracasan y nuestras almas se cansan y necesitan la restauración de Dios. El fragante baño de burbujas recomendado por el cuidado personal es agradable, pero no hace nada para curar mi alma. Sólo Dios puede “restaurar nuestras almas y guiarnos por senderos de justicia” (Salmo 23:3).

  • Dios nos ofrece protección y asistencia:

“Esperamos confiados en el SEÑOR; él es nuestro socorro y nuestro escudo.” – Salmo 33:20

  • Dios tiene misericordia de nosotros y nos sana:

“Yo he dicho: «SEÑOR, ten piedad de mí; sáname, pues contra ti he pecado». -Salmo 41:4

  • El promete que podemos aprender de Él y encontraremos descanso para nuestras almas:

“Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas.” –Mateo 11:29

Dios cuida nuestras almas y nos ofrece el descanso y la restauración que anhelamos.

 

PRACTICA EL MEJOR CUIDADO

Afortunadamente, no tenemos que abandonar todas nuestras prácticas de cuidado personal. Pero haríamos bien en centrarnos en el mejor cuidado personal: cuidar de nuestras almas. Entonces, toma un baño de burbujas mientras disfrutas de música de adoración. Come tus galletas mientras descubres a Dios en las páginas de las Escrituras. Enciende la vela aromática y medita en la palabra de Dios.

Siéntate en silencio y lleva tus preocupaciones al Señor quien es capaz de traer sanación a tu alma.

Matt Rhodes

CRÉDITOS DE AUTOR

Lillian Dehn
Biblical Counselor

Matt Rhodes

CRÉDITOS DE  GRÁFICOS & TRADUCCIÓN

Stacey Vega
Coordinadora del Campus en Español