¿Cómo reivindicamos las festividades navideñas como un momento de alegría?

Originalmente la festividad de navidad simbolizaba una época sagrada llena de alegría, esperanza, descanso y adoración a nuestro Jesús. Posteriormente, estos días festivos se convirtieron en días en los que estabas exento del trabajo o la escuela, pero sin embargo, para muchos de nosotros ya estas vacaciones no son ni sagradas, ni libres de trabajo. La temporada navideña puede ser una gran fuente de estrés en lugar de una temporada de celebración.

¿Cómo reivindicamos las festividades navideñas como un momento de alegría?

Echémosle un ojo a nuestra realidad

Nuestro primer paso es abrazar la realidad. Tenemos una cantidad limitada de tiempo, dinero y energía. Ninguna cantidad de deseos cambiará nuestro saldo bancario o nuestra salud. Podemos considerar de manera realista nuestros compromisos y nuestros recursos.

Para estar sanos en enero, es posible que tengamos que decir “no” a algunas cosas en noviembre y diciembre.A la mayoría de la gente no le gusta asociar los presupuestos con las vacaciones, pero es fundamental que decidamos cuánto tiempo y dinero estamos dispuestos, y somos capaces de gastar. No compararse con los demás, nos brinda la oportunidad de adaptar nuestras elecciones a nuestros recursos.

Está bien decir “No”

Determinar a cuántas fiestas asistirás y a quién le darás regalos te libera del compromiso excesivo, las deudas y el agotamiento. Al evaluar las oportunidades, trate de decidir cuáles dan vida y honran a Dios.

Tienes el derecho y la responsabilidad de proteger tu tiempo y elegir actividades que te alienten y apoyen. Si un concierto de Navidad te atrae a la adoración y te llena el alma, puedes elegir asistir a ese en lugar de asistir a algo esa misma noche que te agotaría. Encontrar un equilibrio entre las obligaciones y las oportunidades te ayudará a determinar dónde invertir tu tiempo, energía y dinero.

Controla el caos

Las vacaciones pueden convertir nuestros calendarios en un caos. Nos sentimos tentados a dejar de lado los ritmos y estructuras que aportan comodidad y estabilidad. Nuestras familias pueden tener dificultades con el cambio en sus rutinas.

Tratar de mantener el ritmo de adoración, ejercicio y descanso contribuirá en gran medida a reducir el estrés. Recuerde reservar momentos a lo largo del día para practicar la gratitud. Agradecer al Espíritu Santo por sus dones de amor, gozo, paz, paciencia, bondad, gentileza y dominio propio (Gálatas 5:22-23) cambia nuestro enfoque de nosotros mismos al Señor.

Pedir ayuda

A veces las fiestas nos recuerdan cambios no deseados en nuestra vida: los seres queridos que ya no están con nosotros, el hijo que está lejos o las limitaciones físicas. Estos cambios pueden exigir que celebremos de manera diferente.

Mi cuerpo no me permite cocinar y hacer todas las manualidades que solía hacer durante las vacaciones. Cuando pido ayuda con las tareas navideñas me permite pasar más tiempo con la gente. He aprendido que a mi familia realmente no le importa si Costco “ayuda”. Puedo elegir construir nuevos recuerdos con mi familia en lugar de trabajar tan duro que me duela.

Controlar lo que puedes (tener el segundo trozo del pastel) y liberar lo que no puedes controlar (tráfico, días de nieve, el sentido del humor del tío Juan) te ayudará a disfrutar las vacaciones.

Ser amable contigo mismo establece el estándar para que seas amable con los demás.

Emmanuel – Dios con nosotros

Puede ser que no puedas liberarte de la “tristeza navideña”. Recuerda que no estás solo: apóyate en tu familia, tu iglesia y el Espíritu Santo. Durante la Navidad celebramos el nacimiento de Jesús.

Cantamos a Emmanuel – Dios con nosotros. No tenemos que ocultar nuestra tristeza o pena; podemos llevarlos al Dios que eligió estar con nosotros y darnos paz. Como dijeron los ángeles a los pastores: “Gloria a Dios en las alturas del cielo, y en la tierra paz a aquellos en quienes descansa su favor”. (Lucas 2:14)