Hay algunas palabras que simplemente no van juntas: Maserati SUV, antigüedades nuevas, camarones gigantes… La “culpa cristiana” es también un oxímoron. He aquí por qué.
Culpa vs convicción
La culpa surge del sentimiento de que somos malos o equivocados. Creemos la mentira de que nuestros peores momentos nos definen. La culpa puede ser un poderoso motivador cuando intentamos liberarla cambiando nuestros comportamientos. Sin embargo, ninguna modificación de conducta puede cambiar la condición de nuestro corazón. Lo que necesitamos es un Salvador.
Uno de los elementos fundamentales de la fe cristiana es la verdad de que Cristo pagó el precio por nuestros pecados. Su muerte en la cruz pagó el precio de todo lo que hemos hecho y haremos que no alcanza el estándar de Dios.
Romanos 8:1 nos dice: “Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús”. Si nuestros pecados están cubiertos por la muerte de Jesús, entonces no somos condenados por nuestros pecados.
Los cristianos sienten convicción. Es una prueba de que tenemos el Espíritu Santo viviendo dentro de nosotros. Cuando Jesús regresó al cielo después de la resurrección, prometió que nos enviaría un Ayudador: el Espíritu Santo.
“Pero de cierto os digo que es por vuestro bien que me voy. Si no me voy, el Defensor no vendrá a vosotros; pero si voy, os lo enviaré. Cuando él venga, demostrará que el mundo está equivocado en cuanto al pecado, la justicia y el juicio” (Juan 16:7-8).
El Espíritu Santo nos convence del pecado (áreas en las que fallamos) y nos lleva a confesar y recibir el perdón. La convicción nos lleva a una relación más cercana con Jesús cuando lo adoramos por haber pagado el precio de nuestros pecados.
Aprendiendo a perdonarte a ti mismo
Cuando reconocemos que Jesús perdona nuestros pecados, nos sentimos atraídos a adorar a nuestro Dios misericordioso y amoroso. Podemos alegrarnos de que cuando alguien se convierte en cristiano, se convierte en una persona nueva por dentro. Ya no es la misma persona. Una nueva vida ha comenzado (2 Corintios 5:17). Como creyentes, tenemos una nueva identidad: no somos lo peor que hemos hecho.
En Salmo 103:11-12 aprendemos más sobre cómo Dios trata con nuestro pecado: “ Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente”.
Qué gran recordatorio de que la misericordia de Dios es inmensa y que él ha eliminado nuestros pecados. Esta nueva vida puede estar libre de culpa.
De vez en cuando, la gente dice: “Sé que Dios me perdona, pero yo no puedo perdonarme a mí mismo”. Veamos lo que significa esa afirmación:
- Tu opinión es más importante que la de Dios.
- Tus emociones anulan la obra que Jesús hizo por ti en la cruz.
- Te mantienes como rehén después de que Jesús te liberó.
No puedo comprender que un amoroso Padre celestial desee esto para sus hijos. Sacrificó a su propio Hijo por nuestra libertad.
Gálatas 5:1 dice: “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud.”
Deleitándote en tu libertad
¡Como creyente en Jesús, él te ha hecho libre! Puedes deleitarte en tu libertad y compartir con los demás las buenas nuevas de lo que Dios ha hecho por ti.
No es necesario ser un experto en la Biblia para compartir lo que Dios ha hecho por ti. Tu historia personal tiene poder y autenticidad. Tu viaje hacia la libertad en Cristo puede ayudar a otros a descubrir su propia libertad de la vergüenza y la culpa. ¡Qué regalo ser parte del plan de Dios para liberar a su pueblo!
Las palabras “confiando en Jesús” encarnan perfectamente la asombrosa verdad de nuestra fe, una verdad que contrasta marcadamente con el oxímoron de la culpa cristiana. No nos regodeamos en la “culpa cristiana”; nos regocijamos en la “libertad cristiana” adquirida por nuestro Señor Jesucristo. Alabado sea Dios porque ve a los seguidores de Jesús como sus hijos perfectos y sin pecado.
¡Nuestro Padre celestial es tan bueno! ¡No hay duda de que es infinitamente mejor que los “camarones gigantes”!